viernes, 11 de abril de 2014

El fuego de la memoria.

El primer día que entré al instituto me sentía rara. Tenía 12 años,  había gente mas mayor que yo, sentía nervios por ver como sería estar allí, miedo por ver como reaccionaba y como serian las clases, pero ese día me fue bien, entre a la clase y los profesores y la clase me gustaba, tenía ganas de empezar a dar clases para ver como sería, me sentía mayor al estar ya en un instituto, en general me gustaba. Pero lo que mas sentía era vergüenza, no conocía a nadie solo a los de mi curso y no a todos. Cada vez que iba a algún sitio iba con mis amigas, porque nos daba mucha vergüenza, siempre acompañábamos a las demás. Los primeros días eran emocionante y nos gustaban. Pero a medida del tiempo eso cambió, ya no me daba vergüenza, no sentía miedo ni nervios, ya todo estaba normal. 


Rara
Nervios
Miedo
Mayor
Vergüenza
Acompañada 
Emocionante

viernes, 4 de abril de 2014

correcion del cuento de Stefy

Paula se sentía seguida, no era la primera vez. Era algo que pasaba muy a menudo y que la tenía asustada. Prefería  sentarse en un banco de algún parque ya que hacía un día especialmente bueno. Al poco tiempo de sentarse en el banco, apareció un chico aparentemente simpático.

   -¿Puedo sentarme?- Le preguntó con una sonrisa.
   -Claro, si yo ya me voy.- Contestó ella recogiendo sus cosas.
   -No hace falta que te vayas.- Contestó con seguridad.- Quédate.

Paula dejó sus cosas, no sabía exactamente por qué. Pasaron un buen rato hablando, parecía un buen chico. Al fin, Paula se tenía que ir, de nuevo, recogió sus cosas y  se levantó.
   - ¿Qué haces?- Le preguntó mirándola fijamente.- ¿A donde vas?
   -A mi casa.- Contestó Paula levantando los hombros.- Es tarde, tengo cosas que hacer, me ha encantado conocerte. Adiós.
   - Déjame invitarte a un café por lo menos.- Repuso Erick levantándose de golpe- No me lo niegues.
   - Está bien, vamos.- Dijo ella.- Hay una cafetería cerca de aquí.
   -No, yo conozco una mejor.-Dijo él.- No queda lejos de aquí.

Se levantaron y se fueron hacía el sitio que dijo Erick. Ése sitio no era una cafetería cómo dijo él. La llevó a un local cerrado y abandonado. Empujó la puerta vieja y oxidada, entró y encendió la luz.
   -¿Qué es este sitio?- Preguntó Paula.- No parece una cafetería activa.
   - Es mi palacio.-Dijo él mientras sonreía.- Y tú serás mi princesa.

Paula no entendía nada de lo que pasaba, estaba comenzando a sentirse asustada, miraba a las paredes, grises y enladrilladas. Erick avanzó hacía ella y la tiró sobre un camastro que había ahí.
    - Te quedarás conmigo y no te irás.- Dijo con seguridad y a la vez miedo.

Desde entonces, Paula intentó huir en muchas ocasiones pero no lo consiguió nunca. Cada noche Erick la visitaba, ponía música y bailaba con su cadáver. Entonces salió a buscar una nueva pareja de baile.



Paula se sentía seguida, no era la primera vez. Pasaba muy a menudo y le asustaba. Prefería  sentarse en un banco de algún parque ya que hacía un día especialmente bueno. Al poco tiempo de sentarse en el banco, apareció un chico aparentemente simpático.